La primera entrada de 2020 de este blog era para celebrar el Año Beethoven (pincha AQUÍ para ver), que celebraba en todo el mundo el 250 aniversario del compositor más internacional de todos los tiempos. Entonces no imaginábamos que esta celebración no iba a poderse llevar a cabo con normalidad debido a la irrupción de la pandemia por COVID.
De hecho, en su honor estamos interpretando un breve fragmento de su 9ª Sinfonía con los instrumentos de la clase y también la hemos acompañado de percusión corporal.
Ludwig van Beethoven nació en Bonn en 1770 y murió en Viena, donde residió casi toda su vida, en 1827. A pesar de su conocido mal talante, era un compositor admirado y reconocido en vida. Tanto que su muerte fue una conmoción en la ciudad en la que residía y su entierro fue un acontecimiento público que conmovió a toda Viena. Veinte mil personas a pie, a caballo, en calesas o carrozas acuden a los funerales y al entierro. Se declara luto oficial, las banderas están a media asta y se cierran las escuelas. Los soldados tuvieron que salir de los cuarteles para mantener el orden en las calles abarrotadas. El compositor Franz Schubert fue uno de los músicos e intelectuales conocidos que, con flores y antorchas en las manos, acompañaron el féretro hasta el cementerio.
Son numerosísimas las esculturas homenaje al genio de la música en todo el mundo. La primera se levantó en su ciudad natal en el 75º aniversario de su nacimiento (1845) y se pagó con conciertos en los que participaron músicos como Chopin y Franz Liszt. Desde entonces hasta hoy en día en casi todos los países del mundo se ha dedicado un monumento en su honor.
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